Dos caras y un cuerpo
Una leyenda sumergida, una historia mística, un deseo
apacible y una mirada asesina,
Recovecos de la imaginación, sensaciones del corazón y una
dulce melodía alrededor de vos.
Escondites justicieros que destellan la pasión, la alegría y
tal vez un atisbo de intuición.
Entre las nebulosas una palabra en algún descabellado rincón
del pensamiento,
Surca las cristalinas aguas de la mar atravesando mareas con una brisa espesa en la cara.
Sin rumbo pero con ilusión amarra el cabo del pequeño tictac
de su reloj de bolsillo.
Respira y un olor tostado inunda su pensamiento devolviendo
un recuerdo no muy lejano,
En suelo sin el minio atisbo de repulsión, embarra su imagen
inaudita de la perfección;
El tacto usurpa el tiempo, dejando volar una fantasía
inocente que acompaña su afición.
Dos imágenes en
absoluta sincronía entablan el rocoso sendero del espíritu,
Con cada paso una emoción, un ridículo extracto de la
esencia del alma;
Abstracto sentido de la aguda intuición que repliega la vida
y la da color.
Una mirada un reflejo, un suspiro un hallazgo, una caricia, una sensación.
Eh aquí pues el sentido alumbrado de mi oscurecido corazón,
Que oculta sus apatías entre los muchos pliegues del forjado
caparazón.