martes, 16 de abril de 2013

Caricias en Do mayor




Caricias en Do mayor



Es posible que mis palabras se desvanezcan
Como el humo de una chimenea pasajera.
Que suban en lo alto y como cual fuero desaparezcan
En un pestañeo de ojos en una sonrisa pasajera.

Todo aquello a lo que mueve el mundo, la ventaja desperfecta.
Porque no puede ser el ruiseñor caballero y amante,
En el surcar de las aguas saladas al compás de los alardes;
Sus ojos se mueven entre el viento, entre los cabellos de su pelo.

El tacto de un cuerpo sediento de pasión es como un volcán en erupción,
Con cada poro de piel que tocas, se enciende en su interior;
Rebosando un calor insaciable trascendente del fatuo fuego del fruto del amor.
Los pies bailan al son de sus labios, de su sonrisa del bombeo de su corazón.

En la penumbra de la noche una caricia en Do mayor suena petulante,
Brillando en la tiniebla los ojos, carne de predilección frenética del éxtasis,
Entablan en silencio el deseo, la ferocidad de sus labios ardientes.
Mientras unas manos coquetas y agresivas desnudan las arenas de las aguas.

Palpando cada poro, vello y augurio sin miedo a la perdición del tiempo,
Con ansias de clavar sus garras en la vanidad, desgarrando la carne del pecado,
 Clavando los colmillos marcando su virilidad, destripando al cobarde crustáceo
Y sacando del las profundidades el salvaje lobo blanco sagrado.

Entre la luna y las estrellas Lycon aúlla haciendo de ella una  caricia sonora,
En la que entierra su pasado, llama a su futuro y descubre a la actual pasión.
De la sabana entumecida por la infiltración de la sangre carnal simonía,
Que con cada alarde  aullido desvanece el tiempo creando una capa de seducción.


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