Hay rincones entre los caminos. Lugares inexplorados que
albergan las pasiones más arraigadas. Las historias pasan al igual que el
tiempo. Pero todas ellas se quedan en nuestro pasado, presente y futuro.
La vida pasa entre nuestros dedos, rodeando todo nuestro
ser. Las alas de la libertad, revolotean constantemente en cada decisión que
tomamos. Aunque no todas salgan bien. Cada una de ellas nos forma, nos hace la
persona que somos. Nos hacen ser.
La melodía de nuestro caminar acompaña el temple de cada
día. El cómo estar y el ser, muchas veces se ven confundidos. No siempre hay
que sonreír para ser feliz, ni llorar parar estar triste. Hay lágrimas de alegría
y sonrisas de pesar.
Por ello decide el contexto de tu expresión, de los
sentimientos y de la propia pasión.
Puede que ese paso izquierdo, sea el más perpetuo y brillante
de tus días. Y aquel derecho el más amargo de tu existencia. No se crean
casualidades con planes y formas correctas. Al igual que no podemos crear algo
de la nada. Porque la nada no existe. Por mísero que sea lo que tengas delante
de ti, tiene forma y ocupa un espacio.
¿Por qué no puedo vivir segundos de desánimo? ¿Quién dictamina
que debo mostrar mi sonrisa al mundo? Cuando realmente seria falsa. Yo vivo
como quiero. Mostrando mi corazón con cada huella que dejo. Exponiendo al
universo cada parte de mí. Puede que cierto día no tenga ganas de reír, pero no
por ello vas a dejar de disfrutar.
Es más, ocultando al mundo tu desdicha no desaparece para
ti. Se ve oculta entre telarañas que desgarran la carnaza de tu interior. Así que,
deja que fluya la energía en ti. Demuestra tú llevas las riendas del sendero en
el que caminas. Ama tus días, por muy imperfectos que parezcan, SINTIENDO.
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